lunes, 16 de marzo de 2009

¿LOS VIDEOJUEGOS SON LOS CAUSANTES DEL DEFICIT ATENCIONAL EN NIÑOS ?

Un aumento alarmante de niños con déficit atencional e hiperactividad viene verificándose durante la última década, el cual no se produce por factores orgánicos, sino por factores ambientales como:" Los colorantes y los videojuegos" en el 90% de los casos. Los niños con este transtorno difícilmente son capaces de terminar un rompecabezas y, menos aún, de mantener una conversación por más de cinco minutos sin que su mente se distraiga o sienta la imperiosa necesidad de moverse. Y para qué hablar de las comidas; les resulta imposible llevarse a la boca más de dos cucharadas seguidas sin ponerse a jugar con cualquier objeto que tengan a su alcance. En fin, todas características de un síndrome muy común por estos días en los niños: el déficit de atención e hiperactividad.

Descrito como tal en la década de los 80, tiene su origen en una lenta maduración de ciertas áreas del cerebro, encargadas del lenguaje y el autocontrol. Estadísticas mundiales establecen que un 10 % de los menores en edad escolar sufre de este problema. Pero los especialistas están en alerta, pues aseguran que el número de niños hiperactivos y con déficit atencional viene en aumento durante los últimos años, aunque por causas completamente diferentes y, por ende, su tratamiento no pasa por el aspecto farmacológico.
El trastorno por déficit de la atención conocido con las siglas TDA, SDA, DA, ADD, ADHD, se caracteriza por una importante dificultad de los niños para poder concentrarse en sus actividades diarias y escolares; lo que se manifiesta en dificultades en su rendimiento escolar y en sus relaciones familiares, son niños desatentos, hiperactivos, sin deseos de aprender.
Las formas reales de detección pueden ser muy variadas aunque generalmente la alarma se enciende en el colegio, porque es el profesor uno de los primeros en detectar que algo no está funcionando como corresponde con sus alumnos, los padres son también los primeros agentes en descubrir algún tipo de anormalidad en el comportamiento de sus hijos cuando éste se presenta a muy temprana edad.
Uno de los principales culpables encontrados hasta el momento es el uso de COLORANTES en ciertos alimentos. En especial la TARTRAZINA, compuesto que da el tono rojo amarillento a jugos artificiales, gelatinas, bebidas gaseosas, conservas y caramelos. Esta sustancia afecta directamente a la conducta de los niños por dos vías: despierta una reacción pseudo-alérgica en el organismo y la consecuente liberación de histamina el cual es un compuesto presente en todas las células del organismo y, en una situación normal, es liberada como respuesta del sistema inmunológico ante una inflamación o una alergia.
Pero, cuando la tartrazina llega al torrente sanguíneo afecta directamente a las células para que liberen histamina sin activar al sistema inmune. Por ello, no se manifiestan los síntomas propios de la alergia como dilatación de capilares, baja en la presión sanguínea, incremento en la secreción de jugos gástricos y picazón.
Pero sí se evidencian cambios anímicos, irritabilidad, insomnio y ansiedad en los niños. Simultáneamente, la tartrazina actúa en el cerebro alterando los espacios sinápticos (donde se efectúa el intercambio de información entre una neurona y otra), lo que lleva a síntomas similares: falta de concentración, somnolencia e hiperactividad. Es decir, todo el cuadro de un síndrome de déficit atencional.
Basta ser un consumidor habitual, por ejemplo de jugos artificiales, para que estos síntomas se hagan presentes. "El niño toma jugos en sobre a diario y de a poco su conducta va cambiando. Cada vez le cuesta más prestar atención en clases y quedarse quieto. Eso además de un intenso dolor de cabeza". La relación entre el consumo de colorante y el aumento en los niveles de histamina, es directamente proporcional. Otra mala costumbre es el abuso de la comida envasada o "CHATARRA" de la que los niños se han hecho adeptos. Además de las calorías y de la grasa que contienen, esos alimentos son ricos en azúcares refinados.
Por ejemplo, una simple golosina comprada en un quiosco puede tener hasta 300 gramos de azúcar, que supera ampliamente los 10 a 15 gramos que el organismo está preparado para metabolizar. Así, luego de comerla, en el organismo se produce una hiperglicemia (exceso de azúcar en la sangre) que obliga al páncreas a secretar más insulina (hormona encargada de metabolizar la glucosa, grasas y carbohidratos consumidos). Tras su acción, la hormona provoca el efecto inverso, esto es, una hipoglicemia que provoca cansancio, fatiga y, por lo tanto, dificultad para concentrarse.

Las horas que los pequeños pasan frente a la pantalla del computador o de los VIDEOJUEGOS, es otra de las causas del aumento de niños con síndrome de déficit atencional e hiperactividad. Esto porque los pequeños quedan en un estado de sobreestimulación o de alerta cerebral, debido a la gran cantidad de información sensorial a la que están expuestos. Así, ruidos e imágenes repetitivas alteran el nivel de energía con que el cerebro funciona normalmente, pues son estímulos que lo obligan a despertar y a trabajar una y otra vez. Con ello aumentan las dificultades para quedarse dormido. El niño no deja de oír la música de los juegos y, cuando cierra sus ojos, ve las imágenes que bombardearon su cabeza durante horas. Al día siguiente, despierta con la mente excitada y agotada, cansado, desmotivado, distraído e intranquilo.
La disminución en las horas que los niños dedican a dormir también tiene incidencia en este tema. Cada vez son menos los niños menores de 12 años que se duerman antes de la medianoche, cuando deberían hacerlo antes de las 22 horas, dando el tiempo suficiente de descanso a su cerebro. "Como primer consejo, los padres deberán inventar un desperfecto o una súbita desaparición del computador".
Lo ideal es que esté fuera del alcance del pequeño por dos semanas, en las que encontrará otras actividades en que pasar su tiempo. Después de este período, puede volver a usar el computador pero en forma restringida: una hora y media para mayores de 6 años y en los más chicos, sólo media hora al día. Después de un mes de "hábitos saludables" los niños dejan de estar intranquilos y de tener dificultades para concentrarse. Por ello, tras el diagnóstico del "pseudo- síndrome", se recomienda reemplazar los alimentos envasados -que en su mayoría contienen tartrazina- por comidas hechas en casa. A pesar de lo fácil que suena dicho tratamiento, lo difícil es que sea adoptado, pues no sólo depende de las decisiones que puedan tomar los padres, sino en las conductas que sus hijos deben modificar.
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TARTRAZINA: puede causar reacciones de tipo alérgico en determinados individuos, especialmente a los sensibles al ácido acetilsalicílico, migrañas, hiperquinesis e insomnio en los niños, además, pueden producirse en personas sensibles manifestaciones alérgicas, incluido asma bronquial.

LACTOSA: Se han descrito casos de intolerancia a este componente en niños y adolescentes, originando cuadros de diarreas complicadas con infección intestinal, deshidratación y acidosis.

ÁCIDO BÓRICO O BORATOS: Puede producir náuseas, vómitos, diarreas, eritema, estimulación y depresión del sistema nervioso central. No deberán aplicarse por vía tópica sobre piel erosionada o heridas.Los preparados tópicos para uso en odontología con ácido bórico (boratos) como excipiente deberán llevar la indicación expresa de no administrar a lactantes.

NOTA: La nueva tendencia mundial es el empleo de colorantes naturales en lugar de tartrazina en productos comestibles. Ello obedece a una campaña de la OMS y la FAO para lograr, a través de la dieta sana, reducir las enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes e hipertensión.

Este reenfoque pretende aumentar el consumo de grasas de mayor calidad, reducir el potasio de la sal o suplir el azúcar con derivados naturales. Se incluye bajar, durante el procesamiento industrial, las grasas saturadas y las llamadas "trans", más nocivas, todo lo cual quedará debidamente especificado en las rotulaciones.

La coherencia de estos nuevos enfoques se verá con facilidad en los etiquetados. Por ejemplo, helados, bebidas gaseosas, jugos en polvo y gelatinas reemplazarán el ingrediente tartrazina.
OJO CON LAS ASPIRINAS Y LOS ANTIALÉRGICOS (CLORFENAMINA):

RESTRICCIONES DE USO DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA: Cuando es usado por un adulto deberá tenerse en mente que la seguridad del uso durante el embarazo no ha sido establecida. La ingestión de ácido acetilsalicílico durante el embarazo se ha asociado con efectos fetales severos graves. No se conoce si los componentes del producto se excretan en la leche humana, sin embargo, como se sabe que ciertos antihistamí­nicos se excretan por esa vía, se debe proceder con cautela cuando este producto se administre a madres lactantes.

REACCIONES SECUNDARIAS Y ADVERSAS: El maleato de clorfenamina puede provocar somnolencia. Otros efectos secundarios de los antihistamínicos incluyen reacciones cardiovasculares, hematológicas, neurológicas, gastrointestinales, genitourinarias y respiratorias. Se han comunicado efectos secundarios generales como urticaria, erupciones farmacológicas, choque anafiláctico, fotosensibilidad, transpiración excesiva, escalofríos, sequedad de la boca, nariz y garganta. Los efectos secundarios simpaticomiméticos incluyen depresión del SNC, inquietud, ansiedad, temor, tensión, insomnio, temblores, convulsiones, debilidad, vértigo, mareos, cefalalgia, rubor, palidez, dificultad respiratoria, sudoración, náuseas, vómito, anorexia, calambres musculares, poliuria, disuria, espasmo del esfínter vesical, retención urinaria. Los efectos cardiovasculares asociados con los simpaticomiméticos incluyen hipertensión, pal-pitaciones, taquicardia, arritmias, dolor anginoso, insuficiencia precordial, colapso cardiovascular. Tinnitus (zumbido de oídos) ha sido reportado con el uso de antihistamínicos o ácido acetilsalicílico. La ingestión del ácido acetilsalicílico puede resultar en molestias epigástricas, náuseas, vómito, erosión gastrointestinal y tiempo de sangrado prolongado.

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