viernes, 10 de septiembre de 2010

Cuanto más contacto, mejor crecimiento y desarrollo

Seguro que muchos habrán visto la película “Los padres de ella“, en la que Robert de Niro protagoniza el papel de un abuelo que intenta evitar que Ben Stiller (“Gay Lo Follen”), haga demasiado caso o incluso coja en brazos a su nieto, que pasa largas horas en la cuna, incluso cuando está despierto.

No lo cargues, que lo estamos ferberizando“ es la frase que le dice, aludiendo a que están utilizando el método Ferber (muy similar al aquí llamado método Estivill), en que evitan darle mucho contacto para conseguir que el niño se haga independiente.

El caso es que, como hemos comentado en muchas otras ocasiones (hace pocos días, por ejemplo, con la entrevista de Carlos González), la mayor parte de la sociedad sigue convencida de que los bebés y los niños, para crecer y desarrollarse adecuadamente, deben acostumbrarse a vivir con poco contacto y con pocos brazos.

Curiosamente, al mismo tiempo que diversas voces repiten una y otra vez que “no les demos demasiados brazos” hay quien dice (a veces incluso son los mismos) que los masajes son muy beneficiosos para los bebés. Ante este “¿y en qué quedamos?”, os comento un estudio realizado con bebés prematuros que concluye que el contacto con los bebés es primordial para su crecimiento y desarrollo.

El estudio en cuestión data de 1984. Sí, lo sé, tiene más de 25 años y aún tenemos que luchar para demostrar a los padres, a los abuelos, a los profesionales de la salud, a los psicólogos y psiquiatras, a los defensores del menor y a los contertulianos de los programas de debate que los niños pequeños necesitan contacto y caricias para crecer y desarrollarse saludablemente y que el amor, por sí solo, no crea seres incapaces socialmente, ni mucho menos.

Un cuarto de siglo y aún tenemos que hablar de las bondades de los masajes y de lo necesario que es para los bebés vivir cerca, muy cerca, de su madre. Qué le vamos a hacer, si hay que seguir hablando de ello, seguiremos haciéndolo (yo personalmente sólo soy uno más que se ha sumado al carro, así que tengo mucha energía todavía para seguir con ello 25 años más, por lo menos).

En qué consistió el estudio

Entrando a hablar del estudio, se trata de una investigación realizada con 20 recién nacidos prematuros cuya edad gestacional era de 31 semanas, que contaban con un peso medio al nacer de 1,280 gramos y que llevaban un tiempo medio en la unidad de cuidados intensivos de 20 días.

A estos bebés se les hicieron diversas escalas y mediciones, valorando el crecimiento, el comportamiento durante el sueño y la vigilia y el rendimiento de la escala Brazelton (con la que se valora la calidad de respuesta del niño a determinados estímulos y se determina, a partir del resultado, la cantidad de estimulación que necesita).

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A todos ellos se les aplicó un “tratamiento” basado, básicamente, en darles un masaje. El masaje consistía en acariciar el cuerpo de los bebés y hacer movimientos pasivos de sus extremidades en tres sesiones al día, cuya duración era de 15 minutos, durante 10 días.

Los resultados se compararon con otros 20 bebés de similares características que no habían recibido dichos masajes.

Los resultados del estudio

Todos los resultados confirmaron que los bebés necesitan contacto para crecer y desarrollarse. Los bebés que habían recibido estimulación ganaron un 47% más de peso que los del grupo control (promedio de 25 gramos al día vs 17 gramos), eran más activos, estaban más alerta y más orientados en los periodos de vigilia, mostraron una mejor respuesta motora, una mejor maduración y lograron una mejor puntuación en la escala Brazelton.

Además de todo lo comentado, estos bebés estuvieron ingresados 6 días menos que el otro grupo, generando un ahorro al sistema de salud de unos 3.000 dólares por niño.

Conclusión

Bien, no creo que haya que comentar nada que no sea evidente. El ser humano es sociable por naturaleza (por eso vivimos en sociedades) y demuestra la calidez y el amor mediante el uso del contacto y las caricias.

Los bebés se desarrollan mejor y crecen más estables y con una mayor autoestima en un clima cálido y amoroso que en un ambiente hostil y distante. Como la mejor manera de crear un clima donde abunde el amor y el cariño es mediante el contacto, las caricias y los susurros (entre otras muchas cosas), es lógico concluir que cuanto más contacto, mejor crecimiento y desarrollo tendrá un bebé, sobretodo si es en los primeros días, semanas y meses, que es cuando más inmaduros son ellos y por lo tanto cuando más lo necesitan.

Más información | Pediatrics

bebesymas.com

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