miércoles, 17 de junio de 2009

Un gran escenario de juego: la playa

Poco a poco van aumentando las temperaturas (en algunos sitios, de repente) y empieza a plantearse la posibilidad de ir a la playa.

Vamos a recoger algunos de los aspectos más positivos que ofrece esta actividad costera tanto a nivel físico, como intelectual y social.

  • Andar descalzos favorece el tono muscular de la planta del pie ayudando a evitar los “pies planos”.
  • Los niños también fortalecen los tobillos, ya que su pie tiene que adaptarse a las irregularidades de la arena.
  • En la playa no hay nada que se rompa (o casi nada), así que el niño experimenta la libertad de construir, destruir y jugar con su imaginación. Además, no hay que recoger después. El desarrollo del juego simbólico y las capacidades de planificación y construcción se ejercitan de manera espontánea.
  • A nivel social, los niños coinciden en la orilla y, sin darse cuenta, se relacionan unos con otros comunicándose, negociando y llegando a acuerdos: ¿hacemos un castillo o un hoyo?, ¿Si me dejas tu rastrillo te dejo mi pala?, ¡No me tires arena!.

El mayor indicador del nivel de actividad que desarrollan los niños en la playa es observar cómo están cuando por la tarde vuelven a casa: rotos.
Aunque a veces da pereza organizarse para salir a la playa, llenar el coche de arena, hacer una tanda de duchas por la tarde… Si hay posibilidad, creo que es un
escenario de juego incomparable.


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